domingo, 1 de septiembre de 2019

Triunfantes en Cristo

Lección: 2° Corintios 2:12-17
Texto: 1° Corintios 15:57
Domingo 08 de Septiembre


Introducción: Hay situaciones en la vida que producen distintas sensaciones en las personas, algunas de ellas no queremos recordarlas porque han sido tristes, o porque han significado tal vez una derrota, y nos avergüenzan o hacen caminar con la cabeza agachada, en contraste, está la victoria o triunfo, lo que nos produce alegría, orgullo, reconocimiento, lo que implica andar con la frente erguida, Pablo, expresa esta experiencia sustentada no en su capacidad persona, sino, en aquel que lo llamó.

Desarrollo: En esta porción de la palabra de Dios, Pablo, se aparta del relato que presentaba a la iglesia de Corinto, para tratar de informar a ellos de sus viajes, y el arduo trabajo que él había realizado en la propagación del evangelio. Declara además, que cuando llegó a Troas (Hechos 16:8), para predicar el evangelio, aunque el Señor le abrió puerta para esta tarea, su espíritu no tuvo reposo o tranquilidad, por no encontrar a Tito allí. Descendiendo a Macedonia, para continuar su relato con una alabanza a Dios, por todo lo que hasta ese momento había sido su ministerio, y presenta a los creyentes exhibidos por Dios, ante el mundo, como triunfo y trofeo de la gracia redentora de Cristo, mediante esa procesión triunfal (aludiendo a las desfiles romanos después de las victorias en el campo de batalla), hacia la gloria de Jesucristo, manifestando en todo lugar, el olor de su conocimiento, y la vida redimida de los creyentes como una fragancia delante de Dios.
EL apóstol, manifiesta que para Dios, nosotros los creyentes que hemos gustado de su amor,  y vamos por el camino de la salvación, somos un grato olor de Cristo, en los que se salvan, y en cambio, para los que no se dejan persuadir por el evangelio, y van por el camino de la perdición,  es olor de muerte, que lleva a la muerte, ya que en los desfiles triunfales romanos, al ingresar a Roma, y marchar los ejércitos delante de césar, estos presentaban sus tesoros y cautivos que traían, todo esto bajo una nube de incienso a sus dioses. Lo que para los triunfadores, el olor era agradable y victorioso, pero para los cautivos, era olor de esclavitud y muerte. Pablo termina el versículo 16 preguntando “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Lo que quiere decir, ¿quién es digno, calificado o capacitado? Responde a esta interrogante en el Capítulo 3:5, donde manifiesta “No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”.
Termina este capítulo 2, con la siguiente afirmación; “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios”, pues como hoy sucede, también en ese tiempo, había predicadores ambulantes, que iban de un lugar a otro predicando, sin entender el mensaje del evangelio, o sin preocuparse por el destino de sus oyentes, sino que, su fin era ganancia económica, a diferencia del apóstol que, con sinceridad, como mensajero de Dios y en presencia de Dios hablaba de Cristo.

Conclusión: Todo creyente, como lo muestra la historia, debe comprender que nuestra competencia proviene de Dios, puede repetir las expresiones de Pablo en la lección analizada, cuando manifiesta que Dios nos “lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús”, y que sólo por medio de él, nos da victoria.

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