domingo, 1 de diciembre de 2019

La ofrenda para los santos

Lección: 2°Corintios 8:1-7
Texto: Romanos 15:26-27
Domingo 08 de Diciembre

Introducción: Dice el dicho “mejor es dar que recibir”. El apóstol Pablo comienza este nuevo capítulo, haciéndoles saber a los hermanos de Corinto la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia, que a pesar de su grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Ellos habían recibido la gracia de Dios y estaban dispuestos a dar de lo poco que tenían a la obra de Dios. Pablo, destaca tres ejemplos de los macedonios dignos de imitar, sobre todo cuando queremos de alguna forma ayudar a los que lo necesitan. Veámoslos a continuación.

Desarrollo: En primer lugar, han dado con agrado (v.3) Pablo da testimonio de esta actitud de las iglesias en Macedonia de ofrendar con agrado, conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas. Las ofrendas que sirven son aquellas que salen del corazón, y que se visualizan en las actitudes de los oferentes. Con agrado, quiere decir, que lo hacen con alegría y con ganas de querer aportar, más aun, cuando sienten que los destinatarios necesitan de esas ofrendas, por esta razón, dan también más allá de sus fuerzas.
En segundo lugar, para ellos era un privilegio participar (v.4) Los Macedonios, cuenta el apóstol Pablo, pidieron con muchos ruegos participar en este servicio para los santos, y él que se les haya permitido esto, era para ellos un privilegio. Cuantos de nosotros sentimos que es una bendición especial participar de las ofrendas. Habiendo muchos que pueden aportar, Dios nos pide a nosotros participar. ¡Qué bendición más grande!
En tercer lugar, se dieron primeramente al Señor (v.5) Un corazón generoso y dadivoso se percibe a través de las dadivas. Los macedonios habían recibido tanto de Dios, que ellos como una vuelta de mano, dan mucho más de lo que Pablo esperaba. Ellos mismos se daban al Señor, y luego a su pastor y a su equipo de trabajo. Pablo se encarga de remarcar que todo esto era así “por la voluntad de Dios”. Dios siempre tiene el control.

Conclusión: Pablo termina esta sección indicándonos que la ofrenda para los santos es una obra de gracia. Que así como procuramos abundar en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para quienes nos presiden, también debemos abundar en esta gracia. Dios nos ayude a ser siempre generosos, mayormente si hemos sido receptores de la gracia de Dios, debemos dar de esa gracia a quienes lo necesitan.

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