
Texto: Filipenses 4:18-19
Domingo 05 de Enero
Introducción: Existe un dicho pentecostal que dice “Dios bendice al dador alegre”. En realidad ese dicho tergiversa lo que las Sagradas Escrituras establecen. El texto bíblico dice: “Dios ama al dador alegre”. En ambos casos, se hace se alusión al dador alegre. Tal vez una de las cosas más complicadas para la vida cristiana es el tema de las ofrendas: Algunos lo hacen con atención y dedicación, pero para otros, es algo molesto. Pablo Cuando da las instrucciones de las ofrendas para los santos de Jerusalén se encarga de destacar claramente, que estas ofrendas deben venir de un dador alegre, alguien que se entusiasma por aportar, con el fin de suplir las necesidades de sus hermanos en la fe que están pasando momentos de necesidad. Aquí se mencionan dos principios importantes a tener en cuenta.
Desarrollo: En primer lugar, cada uno debe aportar (v.7-10). Algunos piensan que ofrendar es cosa de algunos pocos, tal vez, de los más pudientes de la congregación. Pablo, remarca claramente que “cada uno” debe dar como haya propuesto en su corazón: No con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Además, el apóstol menciona que Dios siempre nos provee todo lo suficiente que necesitamos, para que de esta manera abundemos en toda buena obra. Es Dios el que reparte. Él es que da semilla al que siembra, y pan al que come. Ese mismo Dios proveerá y multiplicará nuestra sementera. En palabras actuales, Dios proveerá para nuestra despensa. Si él nos bendice de esa forma, lo menos que podemos hacer, es que cada uno, sea generoso con sus ofrendas.
En segundo lugar, es una acción de gracias a Dios (v.11-14). Una versión más actual de las Escrituras dice lo siguiente: “Ustedes tendrán toda clase de riquezas para que puedan ser generosos. La ofrenda que ustedes envíen con nosotros, motivará a muchos a dar gracias a Dios” (v.11 Versión PDT) La ofrenda que se levanta, dice Pablo, es para suplir lo que a los santos les falta, también, es para que muchos le den gracias a Dios. Otras personas, en este caso los receptores de las ofrendas, aprenderán el modelo de generosidad de los que aportan, y además, orarán por los que dan y desearán conocerlos. Debe haber alegría al dar, pero imagínense en la alegría de los necesitados que reciban los aportes generosos del pueblo de Dios.
Conclusión: Pablo al concluir las enseñanzas con respecto a las ofrendas, exclama con gratitud: “Gracias a Dios por su don inefable”. De nuevo una versión más actual clarifica esta exclamación: “No tenemos palabra para agradecer a Dios por el regalo de su generoso amor” (PDT) Que hermosa conclusión, saber que los hermanos se desprenden con entusiasmo y alegría para aportar a las necesidades de aquellos que tienen grandes carencias y de esa forma están mostrando su generoso amor.
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