lunes, 2 de marzo de 2020

La generosidad de Pablo

Lección: 2° Corintios 12:12-21
Texto: 1° Tesalonicenses 2:9
Domingo 08 de Marzo

Introducción: Hay una palabra que se ha abandonado en este tiempo, y es la “austeridad”, que significa sencillez y moderación, como también, rigurosidad en el cumplimiento de las normas morales. Por causa de esta falta de austeridad, las instituciones de toda índole en nuestro país han quedado desprestigiadas ante la opinión pública, y la gente ha perdido la confianza en ellas. También, algunos líderes cristianos, han abandonado el vivir austeramente, y han provocado desprestigio y vergüenza a cristianos sencillos y fieles.
En esta porción vemos al apóstol Pablo dándonos cátedra de cómo debe ser un servidor de Cristo, y nosotros debemos aprender de él.

Desarrollo:  V.12) “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros…”. El apóstol, señala que “con todo”, es decir, a pesar de todas sus luchas y debilidades, cuando estuvo con ellos, “señales de apóstol” fueron hechas, y esas señales, que sólo los verdaderos apóstoles de Cristo, como Pablo, pueden llevar a cabo, porque es el respaldo del Espíritu Santo, para autenticar el mensaje que proclamaban. Esas señales eran: prodigios, milagros, potencia de señales, predicación con demostración del Espíritu y de poder, establecer iglesias. (Hechos 14:3, Romanos 15:18-19; 2 Corintios 12:12, etc.) Estas señales acompañaban solo a los apóstoles de Cristo y no a los falsos apóstoles, que merodeaban y se introducían a las iglesias trayendo sobre ellas confusión contra la doctrina del Evangelio.
V.13) “Porque ¿en que habéis sido menos que las otras iglesias…?. En otras palabras, Pablo les dice: “Pues ¿en qué fuisteis tratados como inferiores a las demás iglesias?. Pablo, no los trató ni los vio como inferiores a las demás iglesias, todo lo contrario, el apóstol los amaba con un inmenso amor (2 Corintios 2:4). Sólo  que Pablo no permitió que la iglesia que estaba dividida, le ayudase económicamente, en otras palabras, Pablo les dice que en una sola cosa habían sido inferiores, “…en que yo mismo no os he sido carga”, ¿Pensáis que os he considerado menos que las otra iglesias porque no he aceptado dinero de vosotros?. Como esta frase parece ser muy ofensiva o un insulto, aunque ellos le obligaban a expresarse de esa manera, se apresura a pedirles perdón diciéndoles, “perdonadme esta injuria”.
V.14) Aquí Pablo les comunica a los corintios que está preparado para ir por tercera vez a ellos, y también con que actitud o proceder llegará a ellos, les dice: “y no os seré gravoso”, es decir, no os seré una carga o un mendigo, la razón es: “porque no busco lo vuestro…”, es decir, vuestro sustento, vuestro dinero, vuestras posesiones, “sino a vosotros”, es decir, vuestras almas, vuestro bien espiritual, porque los padres (Pablo era el padre espiritual de los corintios) son los que deben atesorar para los hijos.
V.15) Ahora vienen unas sublimes palabras del apóstol: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aún yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas…” Como un buen padre, él estaba dispuesto a gastar lo necesario, a echar mano de sus propios recursos para llevar a cabo su ministerio, él no dependía de la caridad de los hermanos, sino, en que Dios es el que provee. No era un mercenario del Evangelio, no comercializaba con la Palabra de Dios, y eso no era todo, dice “y aún yo mismo me gastaré del todo…”. Estaba dispuesto a desgastarse a sí mismo, su salud, sus fuerzas, etc. Con tal de procurar a los fieles de Corinto, todo lo necesario por el provecho espiritual de ellos “por amor de vuestras almas”, por vuestro bien espiritual, corriendo quizás el riesgo de que “amándoos más, sea amado menos”, pero el amor de Pablo hacia ellos era más fuerte, y lo llevaba a cumplir su ministerio, aunque no le reportara reconocimientos.
V.16-18) Pablo, sale aquí al paso de aquellos adversarios que lo acusaban de andar tras el dinero, que andaba con intenciones ocultas, que en verdad, decían ellos, que cuando estuvo en Corinto no se llevó dinero, pero ¿qué pasó con aquella colecta para los santos?, ¿a qué bolsillo iría a parar?. De esto se defiende Pablo, y dice que él no se ha aprovechado de ellos ni tampoco por medio de los hermanos que él les había enviado como por ejemplo Tito.
Todos ellos, habían procedido con el mismo espíritu de sincera y buena voluntad, y habían dado los mismos pasos en el modo de llevar a cabo lo que, con aquel buen espíritu, se habían propuesto hacer.
V.19) ¿Pensáis aún que nos disculpamos con vosotros? En este versículo, el apóstol les dice que lo que le impulsa a escribirles así, no es otro motivo que, el afán de que sus hijos espirituales sean, en todo y por todo, convenientemente edificados. Pablo solo tenía en su mira el bienestar espiritual de los Corintios y si para ese fin es necesario decirles todo lo que el apóstol les dijo, bienvenido sea.
V.20) Pablo aquí da a conocer dos temores que le asaltaban: a) que ni él halle a los Corintios como desearía hallarles: libres de todos esos grandes defectos que enumera en el versículo 20, es decir, contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencia, murmuraciones, soberbias, desórdenes; b) y que los  corintios no lo hallen a él como lo desearían: amable, benigno, sin el rigor que va a necesitar.
V.21) “que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros…”. Le apenaba la fundada sospecha de que, muchos de ellos continuasen practicando los mismos vicios, que habían acostumbrado a practicar cuando vivían en el paganismo, y no se hubiesen arrepentido como es necesario. Esto sería para él un motivo de gran humillación y lamentación delante de Dios, al ver que aquellos hijos espirituales no eran lo que debían ser y tener que aplicar con ellos las medidas rigurosas que tanto le dolían a él mismo.

Conclusión: Los ministros y los creyentes cristianos, debemos cumplir nuestras labores espirituales por amor a Cristo y a su obra, no esperando reconocimientos de ninguna especie. Recordando que “aunque todo lo hubiéramos hecho, siervos inútiles somos”. Nuestra recompensa viene del Señor y no de los hombres. Jesús nos dice: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12).

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