
Texto: 1° Tesalonicenses 2:4
Domingo 22 de Marzo
Introducción: Que fácil es apuntar con el dedo acusador a otro, y peor aún de manera irresponsable e injusta. “Miran la paja en el ojo ajeno y no ven la viga que hay en sus propios ojos”. Es lo que los Corintios estaban haciendo con Pablo, criticándole por todo y ellos estaban envueltos en graves pecados y no se daban por aludido. Veamos como Pablo trata esta situación.
Desarrollo: V.5) “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe…”. Pablo aquí les dice abiertamente: “que soy vosotros los que tenéis que examinar, no yo”.
Los difamadores de Pablo, le habían sometido a una especie de “examen”, y demandado que diese una prueba de su autoridad espiritual. Ellos eran los que debían de examinar su conducta y su trato con el apóstol, ellos eran los que habían puesto oído a los difamadores de Pablo, y les habían creído.
Pablo, les devuelve aquí la pelota. Si ellos estaban firmes en su estado de cristianos, en su unión con Cristo por medio de la fe, ese examen de conciencia al que Pablo le invita, mostrará si han aprobado el examen o no; y también les mostrara que Pablo no ha sido reprobado en dicho examen. Este examen es en base a sus conciencias, y bajo la luz del Espíritu Santo y la palabra de Dios.
“A menos que estéis reprobados”, es decir, que fracasen en pasar el examen y se hallase que no eran miembros de la familia de la fe. El examinarnos a nosotros mismos, implica el someternos a la examinación y al escrutinio del Señor y de su palabra, y el pedirle que él nos revele aquello que contrista al Espíritu Santo; el pedirle que nos de gracia para que pueda ser quitado de nuestro corazón.
V.6) La autenticidad de la fe de ellos también demostraba la autenticidad del ministerio de Pablo entre ellos. Si los corintios reconocían que la fe, la gracia y la salvación que ellos disfrutaban, eran bendiciones venidas de Dios, tenían al mismo tiempo, que reconocer que todo ello lo recibieron por medio del ministerio de Pablo, y eso bastaba, para que ellos reconocieran que el ministerio apostólico de Pablo provenía del mismo Dios.
V.7-8) A pesar de todo, el apóstol oraba por los corintios, para que el Señor los guardara de hacer cosas malas, que les acarrearían solo dolor, y esto lo hacía con sinceridad, para el crecimiento espiritual de ellos, y no como para aparecer aprobados. Pablo, aún como un apóstol, no podía hacer nada contra la verdad. Sólo podía trabajar efectivamente por la verdad, no en contra de la verdad.
V.9) “Por lo cual nos gozamos de que seamos nosotros débiles, y que vosotros estéis fuertes…”. Si la debilidad de Pablo podía contribuir para la fuerza de los corintios cristianos, él estaría gozoso. Su verdadera preocupación era, que los corintios pudieran ser perfeccionados. Que la salud espiritual de ellos quede totalmente restaurada.
V.10) Pablo, les escribe esta carta antes de ir él a ellos, con la esperanza de que esta carta produjera en ellos un arrepentimiento sincero, un cambio de actitud para con él, para que así cuando él fuera a ellos, no tuviera que usar su autoridad apostólica con severidad, pues la mala conducta de ellos así ameritaba que Pablo actuase, pero el apóstol quería usar esa autoridad para la edificación espiritual de los corintios, y no usar esa autoridad para la destrucción de ellos.
V.11-14) El apóstol termina esta carta, con exhortación, con un saludo general y una bendición: “tened gozo”, en lugar de las contiendas internas de la iglesia, “perfeccionaos”, es decir, crecer en madurez espiritual, en el conocimiento de Cristo, “consolaos”, es decir, animaos unos a otros, darse ánimo; “sed de un mismo sentir”, es decir, que no haya entre ellos diversos sentimientos y ánimos, “y vivid en paz “es decir, sin pleitos y murmuraciones entre ellos, viviendo de esta manera, obedeciendo a lo que el apóstol les acaba de exhortar, la consecuencia será que “el Dios paz y de amor estará con ellos”. Luego, les entrega esta hermosa bendición apostólica que está en el versículo 14, donde hace alusión a la santa trinidad.
Conclusión: Sea la experiencia del apóstol Pablo, una enseñanza de Dios para nosotros, en el sentido de que no siempre será reconocida nuestra labor espiritual. No todos reconocerán nuestro ministerio como dado por Dios, pero, esto no nos debe de desalentar, ni dejar de cumplir con nuestro deber para con nuestros hermanos ni para con Dios.
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