
Texto: Hechos 15:12
Domingo 26 de Abril
Introducción: Continúa Pablo su argumento en los versículos indicados, probando a los Gálatas, que su conocimiento del evangelio y su apostolado no eran de origen humano, sino divino; y lo prueba en estos versículos por el hecho de que era reconocido por los demás apóstoles, como uno de ellos, y de la misma categoría que ellos, en todos los sentidos, esto era una prueba convincente de su autoridad apostólica.
Desarrollo: V.6) Aquí Pablo señala que aquellos que “tenían alguna reputación” es decir, aquellos apóstoles que él vio en Jerusalén, vale decir, Juan, Pedro y Jacobo, dice él “nada nuevo me comunicaron”, es decir, nada adicional tuvieron que explicarle, ellos no añadieron nada a su mensaje. Lo que le dijeron, era lo mismo que él había recibido por revelación del Señor, y no pudieron poner reparos a la exposición que él les había hecho del Evangelio que predicaba entre los gentiles.
Pablo dice, estos apóstoles, entre paréntesis “lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa…”, queriendo decir el apóstol, que su relación como discípulo de Cristo en otro tiempo, nada le importa en realidad, por cuanto Dios no concede sus favores por razón de ventajas exteriores, que haya disfrutado una persona más que otra. De lo que se ve aquí, que los adversarios de Pablo, ensalzaban a los otros apóstoles, porque en algún tiempo disfrutaron de la enseñanza personal de Cristo, despreciando a Pablo por no haber tenido este privilegio. Pero “Dios no hace acepción de personas”, es decir, que diferencias exteriores entre persona y persona no es cosa que influye en Dios.
V.7) El apóstol señala aquí, que a él se le “había encomendado el evangelio de la incircuncisión”, es decir, que se le había confiado el anuncio del evangelio a los incircuncisos, o sea, a los gentiles, así como a Pedro el anunciarlo a los circuncidados, o sea, a los judíos. Este encargo, confiado a Pablo, de que fuese predicador y apóstol del evangelio, fue tan claramente demostrado a las “columnas” en Jerusalén, como les era claro que Pedro, tenía idéntica misión de parte del Señor para con los judíos.
V.8) En este paréntesis Pablo deja en claro que, el mismo Señor que llamó a Pedro para ser apóstol, lo llamó también a él, para cumplir el mismo ministerio. El que había obrado en Pedro repartiéndole dones para el oficio de apóstol enviado a los circuncisos, había obrado también en Pablo, entregándole dones para enviarlo a los gentiles. Dones apostólicos se habían repartido acaso en igual medida a los dos. Tan apóstol era Pablo como Pedro.
V.9) Aquí Pablo indica que aquellos apóstoles “reconocieron la gracia que me había sido dada…”, es decir, la convicción profunda que produjo la gracia de Dios, tan manifiesta en él, que los apóstoles no tuvieron más que reconocer esa gracia de Dios en Pablo.
“Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas…” Nótese que menciona Jacobo primero aquí, evidentemente porque, como se ve en el capítulo quince de los Hechos, cuando Pablo visitó Jerusalén, Jacobo era el presidente del llamado Concilio, y, según se cree, pastor de esa iglesia. “Parecían ser las columnas”, es decir, eran reputadas como columnas. “Columnas”, expresión simbólica usada para referirse a personas eminentes, y que son potente apoyos de la verdad (Efesios 2:20).
“Nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo…”, como señal exterior de participación, o reconocimiento público de participación, en el ministerio: los unos para con los gentiles y los otros para los judíos, lo cual no quiere decir que privase a Pedro de predicar a los gentiles ni a Pablo de predicar a los judíos, cuando se ofreciese la ocasión.
V.10) Lo único que le pidieron los apóstoles a Pablo y a Bernabé, es de que “se acordasen de los pobres”, lo cual dice Pablo “procuré con diligencia hacer”. Procuró siempre ir en socorro de parte de los gentiles, para los hermanos pobres de las iglesias de Judea (Romanos 15:27; 1 Corintios 16:1; 2 Corintios 7:1; Hechos 11:30; 24:17). Los santos en Jerusalén eran notoriamente pobres.
Este hecho demuestra el sentimiento amistoso que existía en “las columnas” respecto a los cristianos gentiles, pues no pedirían limosnas sino de amigos.
Conclusión: Pablo, prueba la divinidad de su apostolado, por el hecho de que los demás apóstoles le reconocían como a uno de ellos. Tanto conocimiento tenía él, como ellos de parte de Dios, al punto que directamente nada nuevo le enseñaron. Reconocieron que Dios le había destinado a él cual apóstol de los gentiles, sellaron su convicción con señal pública de darles la diestra de compañerismo en el apostolado.